El 26 de julio se conmemora el Día de los Abuelos y Abuelas. En teoría esta celebración nació para poner en valor el papel de los abuelos/as dentro de las familias, en especial por su transmisión de experiencia de vida, conocimientos o tradiciones. En cambio, la realidad es que hoy en día la imagen del abuelo o abuela se ha ido deformando con efectos negativos, tal como comprobamos en Grandes Amigos.
En primer lugar, no todas las personas mayores son abuelos o abuelas, una circunstancia cada vez más frecuente y que será habitual las próximas décadas si tenemos en cuenta la evolución demográfica de España, donde un mayor número de individuos envejecerá sin haber tenido hijos y, por tanto, nietos. Así lo indica el gráfico inferior.
En el habla cotidiana es normal utilizar de manera genérica “abuelo” como sinónimo de “persona mayor”, cuando en realidad debería emplearse para referirse a una parte de un colectivo cada vez más diverso.
Incluso no es raro escuchar hablar de “abuelos” o “abuelas” de manera denigrante, como si se tratara de personas que, independientemente de si tienen nietos o no, han perdido sus facultades físicas y/o mentales por el único hecho de haber llegado a cierta edad.
Pero en Grandes Amigos pensamos que existen riesgos más profundos al etiquetar a las personas mayores como meros “abuelos”.
Y es que si continuamente nos referimos a una persona mayor como “abuelo” o “abuela”, aunque no haya intención peyorativa, estaremos encasillándola en el rol de abuelo, es decir, el de una persona pasiva, dedicada en exclusiva a los demás pero que ni opina ni participa en las decisiones de su entorno e incluso de su propia vida, y a la que se le priva de oportunidades para disfrutar de la nueva etapa vital que supone la jubilación así como de explorar sus propias inquietudes personales y sociales.
“Si nos referimos a una persona mayor como “abuelo”, tenga nietos o no, estaremos encasillándola en un rol de persona pasiva, dedicada en exclusiva a los demás pero que ni opina ni participa, a la que se le priva de oportunidades para explorar sus propias inquietudes personales y sociales”
Este concepto tiene su máxima expresión en la figura del “abuelo esclavo”, bien como cuidador de nietos, bien como sostén económico de la familia. Esta situación lógicamente tiene que ver con otros factores, como el un ritmo de vida frenético, la precarización de los trabajos o la falta de conciliación de la vida familiar y laboral.
EL CÍRCULO VICIOSO
En todo caso, en nuestro trabajo diario comprobamos los efectos de etiquetar o estereotipar a cualquier persona mayor bajo ese rol de abuelo: de manera inconsciente, se le percibe como un sujeto pasivo y cuidador > se le niegan sus otras facetas vitales > su entorno y la sociedad cada vez cuentan menos con él > aumenta el riesgo de sufrir soledad no deseada > su salud física y mental puede verse afectada.
Por todo ello, en Grandes Amigos, además de luchar directamente contra la soledad de las personas mayores a través del acompañamiento afectivo, trabajamos en sensibilizar derribando los edadismos o estereotipos de edad.
Si crees que es importante que en Grandes Amigos sigamos trabajando en empoderar a las personas mayores frente a cualquier estigma que frene sus capacidades o las excluya, puedes apoyarnos como socio o donante de nuestra ONG.
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