Puri creció en una familia de 13 hermanos, Pablo es menor de 5. Ls dos saben lo que es aguardar turno en la mesa, la ropa heredada y el fragor que producen las sillas vacías alrededor de una mesa. Hoy los dos viven solos. El primer domingo ella lo miró y pensó en decirle a la trabajadora social que prefería una chica como voluntaria. Ahora confiesa entre risas que le encanta pasear por el barrio con un hombre así que además tiene un coche tan bonito. Pablo tiene alma de nómada y le dice que cuando sea mayor le gustaría ser como ella y tal vez echar anclas en su Ítaca particular, Granada. Para él no hay una mejor forma de acabar la semana que su encuentro semanal con Puri. Y así domingo a domingo van construyendo su historia mientras los vecinos de Fuencarral ya se han habituado a ver pasear del brazo a esa extraña pareja.