“Siempre he sentido algo especial por las personas mayores. Desde que fallecieron mis abuelos, tenía un vacío que no sabía cómo llenar en una ciudad tan grande y frenética, donde nadie se conoce, hasta que un día vi un cartel de Grandes Amigos en el Metro. Ese día me apunté a hacer voluntariado para acompañar a personas mayores que sienten soledad.
Pero esto no es un voluntariado. Es diferente y a la vez es mejor. Conocer a Margarita y visitarla cada jueves se ha convertido en mi ilusión de la semana. Y creo que la suya también.