Conchita no se esperaba esto de sus vecinos 

Jun 5, 2024

¿Te imaginas que tuvieran que hospitalizarte varios días y nadie fuera a verte? Ser consciente de que estás solo, de que no le importas a nadie, incluso cuando tu vida está en juego, es un sentimiento con el que conviven cada vez más personas mayores, víctimas del gran mal de nuestra era: la soledad. 

Algo parecido le ha sucedido a Conchita, a quien hemos empezado a atender hace poco en la Fundación Grandes Amigos. A sus 84 años, la escasa familia que le queda vive a más de 500 kilómetros. Y en el edificio donde vive ya no conoce a nadie. “Antes los vecinos estaban para ayudarse, pero ahora cada uno va a lo suyo”, lamentaba cuando la conocimos. 

Su salud ha ido agravándose desde que se jubiló, además de quedarse prácticamente ciega cosiendo día y noche, haciendo arreglos desde niña para subsistir. Ha tenido varios ingresos en Urgencias, el último debido a una grave caída que sufrió al salir sola a la calle, no ver bien y tropezar. Y todas las veces las ha pasado sola en el hospital, justo donde más cariño y compañía necesitamos. 

Lo que Conchita no se esperaba es que el lunes fuera a verla Fernando, que vive a dos calles de la suya. El martes recibió la visita de Laura, la peluquera del barrio. Esther salió antes de trabajar el miércoles para ir a verla al hospital. Manuel, otro vecino de la zona, pasó con ella la tarde del jueves… Y así cada día de la semana hasta que le dieron el alta. 

¿Qué cambió esta vez? En cuanto nos enteramos del accidente, en Grandes Amigos movilizamos al grupo de vecinos y voluntarios que actúan en el barrio de Conchita. Entre todos se organizaron para que su vecina mayor estuviera acompañada cada día. La solidaridad vecinal siempre ha estado ahí, pero hoy, en la era del individualismo, es más complicado tejer estas redes; por eso, para canalizar esa solidaridad y que llegue a las personas mayores, resulta fundamental la colaboración del Ayuntamiento de Madrid con Grandes Amigos.

Hoy, ya recuperada, Conchita vuelve emocionada y agradecida a un encuentro de barrio de Grandes Amigos. Allí le esperan sus “ángeles de la guarda”, a los que conoció al apuntarse a nuestro programa vecinal de prevención de la soledad: aquí ponemos en contacto a personas mayores y vecinos de diferentes edades con el objetivo de quedar, socializar, darse apoyo o intercambiarse favores (como regar las plantas en vacaciones o acompañarse a un recado). 

Teniendo en cuenta las estadísticas demográficas de España, está claro que vamos a vivir más años pero más solos. Y seguramente todos pasemos por situaciones como las de Conchita. La pregunta es si contaremos con una red de apoyo vecinal que nos cuide y acompañe cuando seamos mayores. Hazte socio/a y ayúdanos a tejer estas redes en los barrios.