- Ambas organizaciones han recordado que las personas mayores con nietos y nietas son mucho más que abuelas y abuelos. Esta etiqueta, vinculada socialmente a roles cuidadores y pasivos, puede limitar su desarrollo personal y social en otros roles, privándoles de oportunidades para construir su propio proyecto de vida en la vejez.
- El actual cliché edadista llega a traducirse en realidades como la de “abuelo/abuela esclavo”, con una vida condicionada por el cuidado de los nietos y nietas o como sostén económico de la familia; o la de “abuelo/abuela maleta o golondrina”, tratados como una carga que va cambiando su hogar en función de la disponibilidad de sus familiares para cuidarle.
- El ejercicio de la condición de abuelo y abuela, siempre que se realice desde la libertad y de manera equilibrada, favorece el envejecimiento activo y el enriquecimiento intergeneracional.
- La PMP y Grandes Amigos también han llamado a evitar el extendido uso de las palabras abuelo o abuela como sinónimo de persona mayor en el habla cotidiana y en los medios de comunicación.
La Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) y la Fundación Grandes Amigos (entidad miembro de la PMP) han reivindicado la visión y el trato de las personas mayores que tienen nietos y nietas como mucho más que meros abuelas y abuelos, ya que continúa siendo de manera injusta una etiqueta vinculada socialmente a roles cuidadores y pasivos, lo cual limita su desarrollo personal y social en otros roles.
Con motivo de la conmemoración, el 26 de julio, del Día de los Abuelos y las Abuelas, ambas organizaciones han manifestado que esta condición familiar resulta positiva si se ejerce desde la libertad y el disfrute y no como una imposición, como sucede cuando las personas mayores cargan con un volumen desmedido de cuidados y responsabilidades en la crianza y la educación de sus nietos y nietas. Además, han recalcado que, siempre que estos cuidados sean una elección y no obstaculicen el desarrollo personal y social de las abuelas y los abuelos, se trata de un vínculo que puede favorecer el envejecimiento activo y aporta un valioso intercambio intergeneracional.
Asimismo, las dos entidades han señalado que, a pesar la enorme contribución de este segmento de personas mayores, todavía pesa sobre ellas una visión estereotipada. Se trata de un cliché edadista que conduce a que gran parte de la sociedad las perciba solamente como cuidadoras o personas pasivas, inactivas, volcadas en el cuidado de terceros, pero sin capacidad para decidir sobre sí mismas. Con la presión de este imaginario colectivo, las personas que son abuelos y abuelas, al igual que ocurre con el conjunto de las personas mayores, ven limitado su disfrute de oportunidades para explorar sus propias inquietudes personales y sociales.
En este sentido, también han destacado que el mencionado cliché no es solamente edadista, sino que incorpora un componente de mandato de género, ya que continúa situándose a las abuelas en el centro del cuidado. Ellas sienten en mayor medida esa responsabilidad y la necesidad de cumplir con las expectativas de sus hijos o hijas, debido a la presión social que existe sobre las mujeres hacia el cuidado a lo largo de toda la vida.
Igualmente, Grandes Amigos y la PMP, han invitado a “reflexionar socialmente sobre la actividad productiva de las personas mayores y su valiosa contribución al bienestar familiar y social en sus diferentes dimensiones en la vida cotidiana”, haciendo hincapié en su potencial productivo como un factor influyente en la calidad de vida y un recurso esencial para el desarrollo de la sociedad. También han destacado su valor desde un punto de vista de apoyo social basado en la reciprocidad y la solidaridad, aportando un intercambio y transmisión intergeneracional que se asocia a un mejor desarrollo cognitivo y a un mayor bienestar emocional y social entre generaciones.
Por ello, la PMP y Grandes Amigos reclaman a toda la sociedad valorar a este grupo de población como se merece, sin encasillarlo en esos roles cuidadores y pasivos, con el fin de facilitar que la condición de abuelo o abuela sea compatible con seguir construyendo su propio proyecto de vida en la vejez; fomentando además una mayor corresponsabilidad en las tareas de cuidado y un mayor reconocimiento en términos generales a la contribución social de las personas mayores a través del cuidado, la educación y de su aportación en lo afectivo y lo emocional.
Por último, ambas entidades también han llamado a evitar el uso de las palabras abuelo o abuela como sinónimo de persona mayor. Esta práctica, todavía muy extendida en el habla cotidiana o en los medios de comunicación, resulta edadista, paternalista y carece de todo rigor, pues solo una parte de las personas mayores tiene nietos y nietas. Además, la tendencia de envejecer sin estos descendientes se hará cada vez más evidente en las próximas décadas si tenemos en cuenta la evolución demográfica de España, con el envejecimiento de la población y un acusado descenso de la natalidad.