“Mi tía Eusebia decidió este verano irse a vivir a la RESIDENCIA. Entre las cosas que temía perder, además de su independencia, su hogar, su barrio, estaba GRANDES AMIGOS.
Llevaba algún tiempo sin recibir visitas, el verano y otras contrariedades tenía la culpa, pero siempre recordaba los buenos momentos vividos con la chica que, de vez en cuando, la telefoneaba.
En noviembre se produjo su traslado a una bonita casa – residencia en Manzanares el Real. Redujo sus enseres a un pequeño equipaje solo para una habitación compartida y comenzó esta nueva etapa de su vida con resignación y a veces, tristeza. Las llamadas y visitas de algunos familiares le ayudaban a superar el este trance.
Cuando llegó su cumpleaños invitó a churros a desayunar y con la ayuda de un auxiliar los compró y los compartió. Entre llamadas y felicitaciones en persona se sentía acompañada. Pero aún le quedaba una sorpresa por vivir ese día. Por la tarde tuvo una visita inesperada que la llenó de gozo y alegría. Era su GRAN AMIGA Carlota, voluntaria de Grandes Amigos que llegó al nuevo hogar de Eusebia tras recorrer más de 50km desde Madrid. Tan cariñosa como siempre pasó con ella un ratito, como aquellos cuando se acercaba a su casa o se veían con otras amigas para tomar café.
Al día siguiente mi tía Eusebia me lo contaba emocionada:
– ¿Quién le habrá dicho que estoy aquí? ¿Has sido tu?
– Tía, cuando se quiere hacer feliz a alguien solo hay que proponérselo.
Cuando el tiempo es un regalo cada día, las amigas que nos valoran, que forman parte de este mundo solidario al cual tengo el orgullo de pertenecer como voluntaria, no tiene precio. En Grandes Amigos intentamos encontrar ese hueco, ser la sorpresa de cumpleaños, escuchar y dar compañía a personas mayores que se encuentran en situación de soledad. Intentamos convertirnos en el motivo que hace sentir valiosos a los demás.”